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Flor de María (Fotografía: Isabel Toribio) |
Sus traslúcidos cabellos blancos se batían entre los aires cálidos del atardecer que se adentraban a aquella habitación donde la llama azul entre rojiza se encendía a las seis de la mañana para abrazar a las pequeñas almas llenas de vida a cambio de una sonrisa. Sus manos morenas y marcadas habían tocado miles de puertas, miles de corazones a los largo de sus 55 años de edad buscando recolectar incansablemente la generosidad y la ayuda desinteresada. Ella no solo es la madre cariñosa, compresiva y misericordiosa de sus dos hijos, sino la madre de todos los niños y niñas del Sector Jerusalén de Manuel Arévalo III.
Flor de María Mattos, es aquella madre que miles de niños desprotegidos quisieran tener, la sinceridad de su mirada que la acompaña mientras nos cuenta las acciones que ha realizado en nombre de los pequeños, la mantiene llena de vida y con ganas de seguir luchando día a día.
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Virgen de La Puerta y Santa Rosa de Lima. (Fotografía: Isabel Toribio) |
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Cocina del club de madres. (Fotografía: Isabel Toribio) |
El frío empezaba a envolver aquellos brazos descubiertos entre las pequeñas ráfagas de arena que no dejaban de cesar. La brillantez de las luces falsas de la noche segaban los ojos de aquella mujer de los pies cansados, su cuerpo empezaba a desvanecerse entre los murales descascarados que apenas se podían distinguir entre la profundidad de las calles que parecían no tener fin, acompañada solo de su sombra que se mezclaba entre la oscuridad nocturna, ella se reincorporaba tras recordar el propósito de sus esfuerzos que parecían ser vanos.
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Mesa donada por la Municipalidad de La Esperanza. (Fotografía: Isabel Toribio) |
Flor no acepta un “no puedo”
“para otra oportunidad” como respuesta, en variadas ocasiones se ha encontrado
con familias que disponen de buenos
recursos económicos rehusándose a colaborar o que simplemente no están
interesados en conocer los argumentos de
perseverante mujer, ella solo se retira con
el mayor de los respetos y pidiendo a su “Santa Rosita” bendiciones para todos.
Sin importar si es de día o de noche, incansablemente recorre las calles en busca de apoyo para sus pequeños
hijos. En la actualidad sus principales
fuentes de ayuda son el Partido Aprista de Trujillo, algunos vecinos cercanos de la zona y
como debe de ser La Municipalidad Distrital de La Esperanza.
“Esta mesa que ve acá nos acaban de llegar la semana pasada de la Municipalidad, aquí podemos colocar los alimentos que serán preparados para el desayuno” comenta. A los alrededores del pequeño espacio que la señora Flor ha decidido dividir por medio de un hule de color turquesa despintado por el uso, entre las habitaciones de su familia y el lugar donde se preparan los alimentos. Se puede divisar una pequeña cocina de dos hornillas que todas las mañanas soporta el peso de las ollas industriales proporcionadas por el PRONAA en años anteriores.
“Esta mesa que ve acá nos acaban de llegar la semana pasada de la Municipalidad, aquí podemos colocar los alimentos que serán preparados para el desayuno” comenta. A los alrededores del pequeño espacio que la señora Flor ha decidido dividir por medio de un hule de color turquesa despintado por el uso, entre las habitaciones de su familia y el lugar donde se preparan los alimentos. Se puede divisar una pequeña cocina de dos hornillas que todas las mañanas soporta el peso de las ollas industriales proporcionadas por el PRONAA en años anteriores.
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Fachada del club de madres.( Fotografía: Isabel Toribio) |
“Sí, cómo ve la puerta que da
para la calle se puede abrir rápidamente por que tiene un hueco, pero con
la protección de la “virgencita” no nos
ha pasado nada” indica Flor. Luego de observar la facilidad que su nieto de siete años, tiene para abrir
la puerta sin necesidad de tocar, era preocupante saber que la bondadosa
familia podría ser víctima de un robo.Era imposible imaginar que
alguien fuera capaz de causarle dolor a esta valerosa mujer, que no descansa a
pensar de sus años.
Con mucho entusiasmo nos
comentaba que siempre le ha gustado hacer las cosas por iniciativa propia, sin
esperar que alguien le indique que hacer, pues ella considera que todo lo que
ha venido realizando le nacen del corazón; ese sentimiento que nos envuelve
todo el cuerpo cada vez que
realizamos una acción que hará feliz a otro, en el caso de los niños, la ilusión
de su fiesta de cumpleaños.
“Cuando sé que están por
acercarse los cumpleaños de los niños, voy ahorrando dinero, pidiendo
colaboración a los vecinos para darles un pequeño almuerzo y un juguete”. Una
acción que es poco común entre los clubs de madres. Es admirable
el trabajo y es esfuerzo que realiza para sacarles aunque se una pequeña sonrisa a los niños
y niñas del sector. Ella nos comentaba muy entuasiasta que en varias oportunidades se ha encontrado con
niños impacientes por conocer sus regalos a las seis o siete de la mañana a las
afueras de su casa, a lo que ella
agregó; “jamás debemos de romper la ilusión de un niños”.
Flor, es muy querida entre los
vecinos de su localidad, puesto, que gracias a ella y sus constantes gestiones
la ayuda por parte de las autoridades nunca le ha sido denegada. Sin embargo se
requiere de un local más amplio para abastecer no solo de desayunos sino de
almuerzos a todos los niños, niñas y ancianos que están desprotegidos; “hemos
ido a la municipalidad y nos han dicho que veamos un lugar cerca donde pueda
funcionar el club de madres”. Sin
embargo, aún no han encontrado un
espacio propicio para trasladarse, pero de algo podemos estar seguros, que esta
noble mujer no descansará hasta cumplir sus objetivos; “El club de madres no es
de las madres, es de los niños” terminaba de agregar mientras
su incondicional amiga Tomasa,
miembro del club de madres, tocaba la
puerta para recordarle la reunión a la
que debía de asistir.
Escrito por: Isabel Toribio
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