lunes, 24 de noviembre de 2014

Deterioro del complejo deportivo “Jerusalén”

(Fachada de complejo deportivo "Jerusalén". Fotografía: Isabel Toribio)

Los  vecinos de “Jerusalén” atribuyen  el cuidado de los espacios deportivos y de entretenimiento no solo a las autoridades sino, a los mismos pobladores



A dos años de su inauguración del  complejo deportivo “Jerusalén” ubicado en la tercera etapa de Manuel Arévalo, los diversos espacios  de entretenimiento   se pueden ver maltratados; las áreas verdes no cuentan con el abastecimiento de agua suficiente que les proporcione las energías necesarias para subsistir y as veredas contienen desperdicios de alimentos y basura.

(Parque frente a concha acústica del complejo deportivo "Jerusalén".
Isabel Toribio)
Durante una pequeña entrevista con algunos de los vecinos que se encontraban descansado en las bancas dentro del complejo nos comentaban: “El complejo tiene un guardián que viene todas las tardes a regar el grass, pero solo lo riega por encima”. Acción que explica el estado actual de las plantas, así mismo, agregaba que los perros callejeros se metían a cualquier hora del día no solo a descansar sobre un lugar que les proporcione sombra sino, a hacer sus necesidades biológicas que contaminan los espacios del complejo y ponen en peligro a los más pequeños del hogar.

Sin embargo cabe mencionar que la responsabilidad no solo cae sobre las autoridades sino, en los mismos vecinos del Jerusalén.  El señor José Saldaña de 62 años de edad nos comentó que el cuidado y  preservación de las áreas verdes  depende de los mismos pobladores.   Desde su experiencia diaria ha visto como las propias madres arrojan residuos de mazamorra, caramelos y otros comestibles a los suelos limpios del complejo. Un comportamiento que se traslada indudablemente a sus hijos.

“El cambio empieza por nosotros mismos” indicaba  Rosa Silva  de 50 años  de edad, quién  estaba de acuerdo con las opiniones  del señor José.   Es de vital importancia trasmitir a nuestro hijos las buenas prácticas, así como se les enseña a no robar o a no mentir, se les debe de inculcar el respeto por la naturaleza y espacios públicos para vivir en una comunidad libre de contaminación  y prolongando las existencia de nuestras nuevas generaciones.

Escrito por: Isabel Toribio 

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