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(Fotografía: referencial) |
Eran las 10:00 p.m de la noche, el
reloj no dejaba de inquietarme con sus manecillas negras y punteagudas. La
impaciencia por encontrarme con mi madre, a quién no había visto desde hace 12 años, me consumían desde aquella tarde
lluviosa que dejaba recorrer con delicadeza cada gota de lluvia sobre la camisa
a cuadros que me regaló. Como si fuera una predicción de que algo bueno me
iba a pasar, ese viernes recibí una llamada anunciándome su visita el próximo fin de semana; domingo 9 de noviembre del 2010 a las 11:00 p.m. de la noche. Una hora
antes pensaba que jamás volvería a sentir el calor maternal de su cuerpo sobre
el mío.
Edson Pumarica Rojas es un joven de 20 años que vive en la Manzana A12 Lote 3 del sector Manuel Arévalo II Etapa. La experiencia delictiva que vivió le ha dejado en
claro que no puede dejar de girar la
cabeza hacia atrás o los costados para asegurarse que nadie lo está siguiendo; “En estos últimos cuatro años la
delincuencia juvenil aumentado, considero
que toda esta problemática tiene origen en las familias, no existe comprensión,
los padres son violentos o se evidencia una falta de respeto entre los miembros
del hogar, !Ah! Y como es de suponerse
cuando se tienen problemas de cualquier índole, el camino más fácil y peligroso
es refugiarse en el alcohol o alguna sustancia”.
No esperé más, y decidí salir al encuentro
de aquel ser a quién había extrañado interminables noches y días de verano. Tomé las llaves que estaban encima del cuadro del señor de los
Milagros, mientras recordaba lo que ella me decía; “Hijito
antes de salir a la calle persínate delante del taitito para que no te pase
nada…”. Entre risas y lágrimas imaginaba
su presencia frente a “el taitito” y con los ojitos desgastados de tanto pedir
por mi bien, besaría mi frente mientras prometía que jamás dejaría se
ser su bebé.
Mientras contaba mis pasos sobre
la acera
resquebrajada de la calle los
Fresales, no dejaba de soñar con aquel mágico encuentro, de pronto, mientras
observaba unas viejas fotos de mi billetera, tres seres emergieron de las sobras,
alrededor no había una sola alma que
estuviera viendo lo mismo que yo. De pronto sentí la frialdad de un cuchillo
que presionaba la vena de mi cuello. Era irremediablemente víctima de un
“asalto al paso”.
Edson , vive el Manuel Arévalo más
de 15 años y desde su experiencia como ciudadano afirma que los “robos al paso” son los casos más comunes en el sector. Los delincuentes apenas se encuentran entre las edades de 15
hasta 20 años de edad; “La mayoría de asaltantes son de “Winchanzao”, “Las Palmeras” e “Interamericano”. Lugares que meses atrás se han
catalogado, según la versión de la PNP como las más peligrosas o de “Zona roja”
del distrito de la Esperanza.
Escrito por: Isabel Toribio
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